El hombre exige perentoriamente la felicidad:
sin embargo, no la soporta mucho tiempo.
La felicidad es un cómo, no un qué;
un talento, no un objeto.
La infelicidad se convierte en felicidad
cuando es asumida.
Poder sacrificar años por la sonrisa
de una mujer: eso es felicidad.
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