domingo, 3 de enero de 2010

HERMAN HESSE

El hombre exige perentoriamente la felicidad:
sin embargo, no la soporta mucho tiempo.
La felicidad es un cómo, no un qué;
un talento, no un objeto.
La infelicidad se convierte en felicidad
cuando es asumida.
Poder sacrificar años por la sonrisa
de una mujer: eso es felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario