lunes, 29 de diciembre de 2014

EL ÁRBOL

Había una vez un árbol... y el árbol amaba a un niño... y el muchacho venia todos los días y cogía sus hojas. Y con ellas hacia coronas e imaginaba ser el rey del bosque... y trepaba por su tronco... y se colgaba de sus ramas... y comía manzanas... y jugaba al escondite... y cuando se cansaba se dormía a la sombra... y el muchacho amaba muchísimo al árbol... y el árbol era feliz... pero el tiempo pasaba... y el muchacho crecía... y el árbol, con frecuencia estaba solo... Un día el muchacho se acercó al árbol y este le dijo: -Ven, muchacho trepa por mi tronco y colúmpiate en mis ramas y come manzanas y juega en mi sombra y sé feliz... - Soy demasiado grande para trepar y jugar - dijo el muchacho -. Necesito dinero. ¿Puedes darme un poco de dinero? - Lo siento - dijo el árbol -, pero no tengo dinero. Solo tengo unas hojas y manzanas. Coge las manzanas, muchacho, y véndelas en el mercado de la ciudad. Entonces tendrás dinero y serás feliz... En seguida, el muchacho subió al árbol, cogió sus manzanas y se las llevo. Y el árbol fue feliz... y el muchacho se alejo. Se fue muy lejos sin poder ver al árbol... y el árbol estaba triste... y un buen día el muchacho volvió... y el árbol se estremeció de alegría y dijo: - Ven, muchacho, y trepa por mi tronco y colúmpiate en mis ramas y se feliz. - Estoy demasiado atareado - dijo el muchacho - para trepar por tu tronco. Necesito una casa para cobijarme. Necesito calor como el comer. Quiero una esposa, quiero tener hijos y por eso necesito una casa. - Yo tengo casa - dijo el árbol -. El bosque es mi casa. Pero tu puedes cortar mis ramas y construir una casa. Entonces serás feliz... Y el muchacho corto sus ramas... las llevo para construir una casa... y el árbol era feliz... y el muchacho se fue lejos y no pudo ver mas al árbol por mucho tiempo... Y cuando el muchacho regreso... el árbol no podía hablar, cargado de emoción. - Ven, muchacho - balbuceo -, ven a jugar. - Soy demasiado viejo y asediado por la tristeza para jugar - dijo el muchacho -. Necesito un barco que me lleve muy lejos de aquí. ¿Me puedes dar un barco? - Corta mi tronco y fabrica un barco - dijo el árbol -. Luego podrás navegar hasta playas lejanas... y serás feliz... Y el árbol era feliz..., aunque no enteramente... le faltaba compañía... y después de mucho tiempo..., el muchacho regreso de nuevo. - Lo siento muchacho - dijo el árbol -. Pero no me queda nada... mis manzanas desaparecieron. - Mis dientes son demasiado débiles para comer manzanas - dijo el muchacho - - Mis ramas... han desaparecido - dijo el árbol -. Ya no puedes columpiarte en ellas. - Soy demasiado viejo para columpiarme en ellas - dijo el muchacho -. - Mi tronco ha desaparecido - dijo el árbol -. Ya no puedes trepar. - Estoy demasiado cansado para trepar -dijo el muchacho -. - Lo siento - sollozo el árbol -. Quisiera darte algo... pero ya no me queda nada... solo un raigón. Lo siento... - Ahora necesito muy pocas cosas - dijo el muchacho -. Solo un lugar tranquilo para sentarme y descansar... Estoy demasiado cansado... - Bueno - dijo el árbol enderezándose todo o que pudo con gran esfuerzo -. Bueno, siéntate. Un viejo raigón solo sirve para asiento y descanso... ven, siéntate... Y el muchacho lo hizo... y el árbol era feliz..., feliz..., feliz. ¿Cual es el sentido de vivir del árbol? ¿Que es lo que le hace ser feliz? ¿Cual es el precio de su felicidad? ¿Merece la pena terminar así? ¿Que estas dispuesto/a a dejarte quitar? ¿Por que o por quien? ¿Que te impide hacerlo?

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