A un discípulo que venía de un lejano país le preguntó el Maestro: ¿Qué andas buscando?. La iluminación. Tú ya tienes tu propio tesoro. ¿Por qué buscas en otra parte? ¿Dónde está mi tesoro? En esa misma búsqueda que ha florecido en ti. En aquel momento el discípulo quedó iluminado. Años más tarde diría a sus amigos: Abrid vuestro tesoro y disfrutad de sus riquezas
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